Mensajes a través de los sueños

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¿Quién es ese misterioso hombre que con su mirada me lleva a lo más oscuro de mi ser? Me lleva a la oscuridad donde se esconden mis dudas, mis miedos, e inseguridades … pero él no me lleva para hacerme sentir mal, me lleva para observarlos y ver cómo estoy evolucionando, conociéndome a mi misma, sintiéndome a mi misma.

Hoy volví a soñar con él. Sus manos eran las garras de un animal, que cuando acariciaban mi piel me estremecía y me llevaba a un profundo estado hipnótico que me dirigía a un sitio, su hogar, donde me veía protegida del daño de las conductas negativas del ser humano. Entendí entonces que ese espacio donde él habita (espacio lleno de libros con un sillón burdeos donde él se sienta a leer), era el espacio donde nadie podía entrar, donde allí él se sentía en su templo de pensamientos.

¿Quién es ese misterioso hombre que con su mirada me lleva a lo más oscuro de mi ser? Me lleva a la oscuridad donde se esconden mis dudas, mis miedos, e inseguridades ... pero él no me lleva para hacerme sentir mal, me lleva para observarlos y ver cómo estoy evolucionando, conociéndome a mi misma, sintiéndome a mi misma.

 

En el sueño me ofrecía su taza llena de café, su taza favorita. Me invitaba a sentarme y con la vibración de su voz y su mirada, me hacía viajar al pasado para que observara lo que seguía habiendo en mi mente, y que es lo que tenía que ordenar.

En ese momento el amor alquímico hacia su presencia, me impregnó entera.

Cuando ya había llevado todo a su espacio, me dijo que se marchaba. Se retiró con una pequeña maleta, y mientras abría la puerta me dijo… «Cuando te miro, veo belleza, cuando te toco las manos, noto el placer desde el interior de mi ser, pero ahora me tengo que marchar. Quédate en mi casa, siéntete protegida, lee, cultiva, conócete, cuando sienta que me necesitas volveré».

Aquellas palabras llegaron a mis sentir como un cuchillo afilado que cortaba parte de mi esencia. Y mientras cerraba la puerta para no ver cómo se iba, dirigí la mirada a su pequeño salón, sus libros, sus estanterías, su sillón burdeos… Me senté, cerré mis empapados ojos llenos de lágrimas, y los volví a abrir, encontrándome en la cama donde anoche había dejado mi cuerpo, en mi realidad de este momento…

Mi querido X, siempre apareces en los momentos de evolución de mi vida para guiarme. Llevo noches creando mi realidad para volverte a ver…

Dedicado a mi querido Hombre de Negro.

Con todo mi amor y desde mis códigos…

Mercé