El punto

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Ella se dio cuenta de que algo extraño pasaba…

Todo se inició ese día que empezó a sentir la alegría y el dolor de las personas cuando pasaban por su lado. Ella practicaba técnicas con su sensibilidad psíquica y como psicoterapeuta, y era algo «normal» empatizar para sentir las emociones del ser humano, pero esta vez la sensación era diferente, ella veía puntos rojos en zonas localizadas de la cabeza y el cuerpo de la gente.

Eran puntos grandes, como lunares pero como si fueran láser que señalaban algo. Ella empezó a preguntar a las personas que si en esa zona (la que veía puntos) tenían algún dolor o patología, y ellos les confirmaban que así era.
Entonces ella habló con el código, y el código le transmitió que tenía que parar, que su visión se había desarrollado y era como la de un robot que podía ver el interior del ser humano.
Todo se inició ese día que empezó a sentir la alegría y el dolor de las personas cuando pasaban por su lado. Ella practicaba técnicas con su sensibilidad psíquica y como psicoterapeuta, y era algo "normal" empatizar para sentir las emociones del ser humano, pero esta vez la sensación era diferente, ella veía puntos rojos en zonas localizadas de la cabeza y el cuerpo de la gente.  Eran puntos grandes, como lunares pero como si fueran láser que señalaban algo. Ella empezó a preguntar a las personas que si en esa zona (la que veía puntos) tenían algún dolor o patología, y ellos les confirmaban que así era. Entonces ella habló con el código, y el código le transmitió que tenía que parar, que su visión se había desarrollado y era como la de un robot que podía ver el interior del ser humano.Ella empezó a ir a más, y no hizo caso al código. Y así pasaron los días, y los sucesos y experiencias diarias eran imágenes cada vez más lentas, y todo, pero todo el mundo, tenían puntos rojos.
Ella se paralizó y su cuerpo se llenó de la pena y toxicidad de la gente, solo por ayudarles, solo por sentirles. Y en ese momento, se dio cuenta que había gente que había ayudado y que desaparecían sin darle la mano, pero también se dio cuenta que muchos de sus clientes, la mayoría médicos, científicos, amigos que acababa de conocer, y su compañero de viaje se volcaron en ayudarla, en darle la mano, y amarla.

A partir de ese momento, ella aceptó su nueva condición de visión «láser” y siguió recuperándose y aprendiendo a medir sus sensaciones.

Mercé

Dedicado a Hugo, Pastori y Carlos, con todo mi amor ❤️